jueves, 4 de febrero de 2010

la exteriores de la plaza y lo que fue (y eso q yo odio los toros=

Hoy mi tía, la cual se orgullece de ser “taurina”, nos contaba todos los cambios suscitados desde su ultima vez en la plaza de todos, aquella ocasión fue testigo de todo el desmadre provocado en las afueras, esa era mi época. Hoy se trata de tapar la pulcritud aun mas, ya se abuchea el “Que chupe Quito” aunque todo el mundo siga con su bota metiéndose guaro, tras guaro, tras guaro. Eso no nos hace mejores, pero si mas hipócritas.

Nos contó como si se tratara de una enorme cruzada, el hecho de que hoy son ya pocos quienes intentan hacer de la calle su lugar de chupe, nada de borrachos acabados, nada de drama; pero si un montón de policías listos para hacer cumplir la ley y dejar las calles aledañas a la plaza libres de alcohol, a pesar de que en el resto de la ciudad se siguen chumando a lo bestia. Si la plaza se murió fue por que su espíritu se fue y no por la efectiva participación de la policía u otras autoridades.

Las afueras de la plaza de toros cuando yo apenas era un estudiante de secundaria con muchas ganas de joder la vida, literalmente. Todavía no tenia mi carrin así pues lo del trago no era para nada un problema, caí desde el martes. Aquel día nos hicimos panas de unas peladas, frescas las manes eran del America Latina, con una entable una amistad que derivo en vacile y hoy a pesar de no escribirnos ni nada, siempre que nos topamos hay buena onda; le salve la vida un pana de ser atropellado y miles de historias que me sacan una sonrisa cuando las recuerdo. Nada excepto estas fechas podía unir a la ciudad y su símbolo eran los exteriores de la plaza. La juventud de la ciudad de Quito no puede decir que a vivido aquello, quizá los únicos momentos parecidos a los que se suscitaban en los exteriores de la plaza hace siete años solo los hemos vuelto a vivir cuando Ecuador logro ansiada clasificación al mundial del futbol en dos ocasiones consecutivas, y que cierto como año mundialista extrañamos.

La plaza de toros en aquel momento no era blanco de criticas, de juicios sobre pasar sus corridas en horarios familiares, ni tampoco con ordenanzas municipales que se lapidan en medio del tedio burocrático que beneficia a los mas poderosos, esto no me molesta, por el contrario me parece de lo mejor que se puede hacer con una ciudad que a sido mojigata con su pasado indígena, del cual aun rehuimos longeando a todo a quien se nos asoma. Pero una cosa era lo que sucedía adentro y otra muy diferente la de afuera, allá nada importaba, solo festejar por tu ciudad y pasarla a bien.

Las calles aledañas se llenaban de autos de diferentes tipos y sitios, en aquella semana incluso el cordón invisible e irrompible que no une sino mas divide a Quito en dos se rompe, para todos, Norte y Sur echando chelas juntos. La policía no podía hacer mucho para impedir la venta de licor y su consumo desmedido en las calles, éramos demasiados. Cubríamos mas o menos unas 20 o 30 cuadras incluidos sus parques y canchas los cuales quedaban apestando una semana después debido a la cantidad de orina allí depositada en esos días. Las broncas no eran cosa de extrañarse con el trago encima y la pika como pretexto muchos se fueron a los golpes entre los gritos de “viva Quito”, todos los vasos de plástico, fundas y botellas quedaban regadas en las mismas calles donde se habían consumido, y aunque esto es algo reprochable y de ninguna manera representa algo para excusarse, cualquier evento colectivo en el Ecuador carece de los medios adecuados para botar la basura.

En esa época toda la juventud se reunía allí, no solo los bachateros-runnings que se preocupan por su Corsa tuneado mas que por su propia madre sino todos. Nosotros copábamos dos cuadras llenitas de converses, botas, cerveza y punk. Muchas peleas entre la policía que venia con mucha mas dureza que a las demás cuadras ocupadas por igual numero de borrachos. Pero todo se fue yendo al pan, aparecieron mas policías, se usaban gas pimienta, apareció el quitofest y el quitu Raymi y todos quienes daban resistencia a la autoridad policial se fueron, en el Sur también se empezaron a gestar actividades para ese lado, la plaza se murió y con ella una época en la que a pesar de todas nuestras diferencias nos uníamos, con biela en mano para festejar a nuestra ciudad.

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