martes, 21 de octubre de 2008

historias minimas


En al juego de joder nada como huir o escapar de la ley. un repaso a la agenda de este loco.

Junio 2.too6
Digamos que uno quiere ir a la playa; pero no necesita de ella. Digamos que solo te vas en la nota de joder en las fiestas meterte todo lo que puedas; legal o ilegal. Comer a lo bien en la playa. Muchos los que frecuentamos Casa Blanca. Nuestro depar por ejemplo constaba de cuatro personas; todos entre los 19 y 17. Nos pasábamos ebrios todo el día, y claro no podía faltar vitamina, de la buenisisima. Nadar era costumbre de todos los días y en ese estado era maximo. Las tardes sin embargo se usaban para relajarse. Dos de mis panas no, jodian todo el día. El dia de la gran fiesta nos fuimos a la playa a terminar la farrita. La música electronica; los juguetes y el jack me habían dejado demasiado mareado; mientras haciamos una fogata llegaron los marinos.
De los de caqui y verde pestoso ya sabia algo; de hecho les cachaba la mayoría de sus movidas. Pero a estos manes no; y la verdad sea dicha no me importaba, estaba demasiado happie y embalado. Uno me sujeto y me requiso; yo me quite las gatas, y vi como su cara cambio. Mi rostro probablemente reflejaba toda la locura de dos dias anteriores pero aun así, y con toda la certeza le dije “ya todo esta en la cabeza, que piensas hacer”. El maraine al no encontrar esnaider debió pensar para si “aniñado pela verga no tiene nada”; al final nos fuimos y hasta les dimos un poquito de jack. La verdad es que se les veía cabreros. Controlar ese día la playa les debió resultar imposible; pobres.

Enero 1999
Mi primer mal recuerdo con el gremio lo tuve a los 14 años. La revolución me había explotado en la cabeza desde ese entonces; estaba en todo el apogeo del punk. Un hogar en el que se respeta y admira mucho nombres como The Beatles, o Pink Floyd simplemente se horrorizaban al ver el desgano de los Sex Pistols y lo minimalistas y fachosos que son los Ramones. Es en toda esta onda donde con unos panas decidimos que era de tomarse a la autoridad; o por lo menos su casco. Teníamos a la victima. Un transito que se paraba en el Burger King de la Orellana; en aquel tiempo todo lo que hay alrededor de allí no esta; un parque de diversiones. Lugar perfecto para escabullirse si en todo caso la busheta no pasaba como se había planeado en la logística. El día del asalto empezó; simularíamos una pelea para luego el mas rápido de nosotros fuera en su boarding y desapareciera. Tal jue la nota que todo planeado e incluso mejor; ni siquiera usamos el parque. Fuimos al depar de un pana y festejamos con chelas y tabaquines; como chamos; hoy no lo volviera a hacer, de hecho en retrospectiva es medio gilaso; pero era nuestra forma de revelarse contra lo establecido y la autoridad.